El Árbol de Matusalén es un ejemplar de la especie Pinus longaeva, también conocida como pino de las montañas, que se encuentra en la Cordillera de las Montañas Blancas de California, Estados Unidos.
Esta especie es endémica de las Montañas Blancas y crece a altitudes elevadas que van desde los 1.500 a los 3.600 metros sobre el nivel del mar.
Se cree que el Árbol de Matusalén fue germinado alrededor del año 2833 a.C., lo que lo convierte en uno de los seres vivos más antiguos de la Tierra.
Esta estimación se basa en la datación por carbono realizada en muestras de la corteza del árbol y en comparaciones con otros ejemplares cercanos de la misma especie que también son conocidos por su longevidad.
La región en la que crece el Árbol de Matusalén ha sido testigo de muchos eventos históricos y cambiantes climáticos en los últimos siglos y milenios. A pesar de esto, el árbol ha podido sobrevivir gracias a sus adaptaciones únicas y al cuidado de los guardabosques y conservacionistas que trabajan para proteger su ecosistema frágil.
El Árbol de Matusalén se dice que es el árbol más longevo del mundo, con una edad estimada en más de 4.800 años.
Por ser un árbol único y de gran valor histórico y científico, su ubicación exacta se mantiene en secreto para protegerlo de los turistas y curiosos.
Dado que el árbol de Matusalén es una especie protegida y en peligro de extinción, no se recomienda su cultivo doméstico.
Sin embargo, si estás interesado/a en contribuir en la conservación de esta especie, puedes hacerlo con donaciones a organizaciones que trabajan en la protección y restauración del hábitat de los pinos bristlecone.
El Árbol de Matusalén es uno de los árboles más altos de su especie, el Pinus longaeva, pero su altura exacta no se conoce públicamente por razones de conservación.
Sin embargo, se estima que mide alrededor de 4,84 metros de altura y tiene un diámetro de tronco de unos 64 centímetros en la base.
Es un árbol de porte erecto y tiene una apariencia impresionantemente imponente debido al grosor de su tronco y a su copa esférica y densa, que se extiende sobre los alrededores.
A pesar de su edad, el Árbol de Matusalén sigue creciendo, aunque su ritmo se ha reducido drásticamente en las últimas décadas.
Los científicos y conservacionistas han ideado diversas medidas para protegerlo y permitir su crecimiento continuo, como la instalación de barreras físicas para evitar el acceso de los visitantes alrededor de sus raíces y la prohibición de acampar o dejar basura en los terrenos circundantes.
